¡Vea pues, le voy a contar una cosa muy bonita que vivimos este Viernes Santo en el barrio Jaiperá, aquí en Urrao, Antioquia! No fue cualquier cosa, no señor. Hicimos un Viacrucis actualizado, como decimos por acá: con lo de antes, pero también con lo de ahora. Tradición, pero con toque fresco, ¿sí me entiende?
Desde tempranito la gente empezó a llegar, unos con la camándula en la mano, otros con los pelados, y hasta abuelitas con sombrilla pa’ no quemarse con el sol. ¡Eso sí fue lindo de ver, parce! Todo el barrio se fue uniendo, estación por estación, caminando despacito, orando, cantando y reflexionando, pero de una forma que lo tocaba a uno en el alma.
Cada parada no era solo pa’ recordar lo que pasó con Jesús, sino pa’ pensar en lo que estamos viviendo hoy: la violencia, la falta de unión, los pelados perdidos, y cómo necesitamos más amor y más solidaridad, pues. ¡Y vea que sí, eso le movía el corazón a cualquiera!
La comunidad se lo tomó a pecho, y no faltó quien soltara su lagrimita, porque es que esas cosas lo estremecen a uno. Fue algo muy espiritual, muy paisa y muy nuestro.
Al final, no solo terminamos el Viacrucis, sino que salimos con el alma más liviana y el corazón llenito de esperanza.
Así se vive la fe en Urrao, mijo… con verraquera, con respeto y entre todos. ¡Porque acá, cuando nos unimos, hacemos cosas bien bonitas, pues!






Deja una respuesta